La auto-compasión es una de las mayores dificultades en el proceso evolutivo de sí mismo.
El dolor psíquico, el sufrimiento, tiene sus raíces en la consideración de sí mismo, que es un pensamiento lastimero, degradante y egocéntrico, que empobrece el ser de la persona.
Este estado interior es un aspecto de la identificación entendida como un estado de enajenación en el cual se pierde el sentido de sí mismo, al apegarse o disolverse en un pensamiento negativo acerca de su propio ser.
Este lamentable estado se manifiesta de diversas formas: lo que piensan de mí, no me tiene en cuenta, me las deben los que me hicieron daño, invocar el pasado doloroso, sentirse abandonado por la vida, creer que el sufrimiento es merecido, pensar que siempre tiene la razón pero no lo comprenden, sentirse acreedor de toda la humanidad, quejarse por todo, sentir piedad por sí mismo…
En el proceso de evolución consciente de sí mismo, este estado debe ser combatido con rigor mediante su observación pura, sin un sólo pensamiento.
En este estado la mente se torna insensible, brutal, superficial; en consecuencia la vida se vuelve muy vulgar.
