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La vida y la muerte son dos polaridades de una misma energía, el flujo y el reflujo, el día y la noche, el verano y el invierno. No están separados, no son opuestos, y no son contrarios. Son complementarios.

La muerte no es el final de la vida; es un punto de inflexión de la vida, el clímax de un proceso continuo; y una vez comprendida la vida y su proceso, entonces comprende lo que es la muerte.