El proceso biológico evolutivo, creado y dirigido por la naturaleza, ya terminó.
En este proceso, que duró unos 4000 millones de años, primero fue la célula; luego, organismos multicelulares; luego los reptiles… los mamíferos y finalmente el animal que piensa… el hombre.
Con el hombre termina la primera evolución, la evolución biológica, en la cual el hombre no ha aportado absolutamente nada. La naturaleza lo dotó de 3 niveles de conciencia -sueño físico sin sueños, sueño físico con sueños, y estado de “vigilia”- y ahí lo abandonó.
Ahora el hombre, dotado de cuerpo, emoción y mente, puede asumir la segunda evolución, que es la evolución de su conciencia, que justifica su vida y le da sentido a su existencia.
Esta segunda evolución es una posibilidad de toda la especie humana, pero sólo la asumen quienes tienen necesidad de ella, atención, sensibilidad, inteligencia para adquirir cierto conocimiento y pasión para asumir ciertos procesos específicos.
