Es un hecho que la humanidad sufre emocionalmente por muchos motivos: miedo, apegos, ansiedad, desconfianza, obsesiones, paranoias, abandono, carencia de sentido de vivir, desolación…
No obstante las enseñanzas de todos los grandes Maestros, el sufrimiento ha prevalecido. Nada ha podido con él, es común a toda la humanidad.
¿Cuál es la raíz esencial del sufrimiento, independientemente de la forma que tome?
En algún momento del proceso evolutivo el hombre perdió el sentido de unidad con todo, con la naturaleza, con la vida, con los dioses, y apareció el “yo”, y con él apareció el sufrimiento sobre la tierra.
Cuando la mente pasó de un estado de “no-yo”, propia del hombre primitivo, a un estado de “yo” propia del humano contemporáneo, nació la infelicidad en el corazón de la especie.
¿Qué hacer? La sabiduría de Oriente enseña que la observación pura del sufrimiento, sin pensamiento alguno, lo disuelve en la nada; y que la percepción pura de todas las manifestaciones del “yo” lo transmutan en conciencia, porque todo es, esencialmente, Conciencia.