En el sendero de la evolución de la conciencia, la madurez interior y la integración psíquica, la mente suele ser un gran escollo.
Como durante años no la hemos cultivado, atendido y cuidado, se ha ido deteriorando y neurotizando.
La mente ha enfermado, se ha cristalizado en sus procesos de identificación, se ha mecanizado reactivamente frente a las impresiones sensoriales que recibe del mundo externo, creando confusión, desorden, insatisfacción y caos. Una mente así genera sufrimiento, tensión, estrés, división y conflictos sin fin.
Esa es la mente de la gran mayoría de los seres humanos, que engendra avidez, ira, celos, envidia, vanidad, agresividad, y otras patologías.
Pero esta es precisamente la mente que hay que sanar, porque una mente vacía de todo contenido y silenciosa de todo pensamiento, es el espacio interno donde la Realidad puede manifestarse, donde la Iluminación puede suceder.
La mente pura es un instrumento de la Conciencia, para manifestarse en la dimensión humana.