La definición clásica de hombre es: animal racional. Pero la evidente decadencia de lo humano nos obliga a cuestionar tal racionalidad. Es un hecho que su cuerpo es absolutamente animal, a tal punto que se afirma que compartimos el 98.5% de los genes con los chimpancés.
Entonces, ¿En qué radica su respuesta racional? ¿En su pensar? Pero si el pensamiento es una reacción de la memoria ante un estímulo, no puede ser racional.
Mucho menos lo pueden ser sus emociones, que son reacciones condicionadas por los pensamientos.
Podríamos convenir que el “hombre común” es sólo un sistema biológico que piensa, creado así por la naturaleza y abandonado en estado de ignorancia e inconciencia.
En contrario, el “ser humano” es creado por sí mismo al activar estados superiores de conciencia, mediante cierto conocimiento y ciertos procesos pertinentes.
El “hombre” es un ser dormido, sonámbulo, mecánico, reactivo. El “ser humano” es consciente de sí mismo, despierto, Presente en el Aquí-Ahora, compasivo, en contacto con la vida “tal como es”
