Todo lo que no ha creado la naturaleza ha sido creado por el pensamiento, para bien o para mal. Las catedrales y las guerras, las obras de arte y los genocidios, la gran literatura y la bomba atómica, los versos más bellos y la injusticia social.
¿Y qué es el pensamiento? Una reacción de la memoria ante una impresión sensorial que viene del mundo externo. Es mecánico, automático, compulsivo, no inteligente.
Inteligencia es comprender que el pensamiento no es inteligente.
Como la memoria es limitada, condicionada por el conocimiento previo, vieja, porque pertenece al tiempo pesado, por las mismas razones el pensamiento es viejo, fragmentario, condicionado, conflictivo y limitado.
Aún siendo así, el pensamiento interpreta la realidad, porque no puede observarla, la enmascara con una significación que viene del pasado, la oculta, la niega.
Todo pensamiento egocéntrico nos separa de la realidad que sucede. La cosa y lo que pienso de la cosa son dos hechos totalmente diferentes.
No es posible conectarse con la realidad mediante el pensar, y la realidad más profunda del ser humano, su conciencia, sólo puede manifestarse en ausencia del pensamiento egocéntrico.
En el proceso evolutivo el pensamiento egocéntrico debe terminar.
De manera que la libertad no consiste en “la libertad de pensamiento” sino en “liberarse del pensamiento”.La percepción directa de la realidad es la puerta de entrada a la libertad real.